jueves, 16 de enero de 2014

Prólogo desde el corazón. Y perdimos el tren de los deseos.

Cada día encuentro un nuevo sueño que apuntar en esta ajada libreta. Sueños que caen como jarros de agua fría en una noche glacial. En esta vida prácticamente deshecha. Sólo el humo de este cigarro calma mis ansias de volar.

De ir lejos.

Pero estoy aquí. Y estas paredes blancas que contrastan a la perfección con el rojo de mis heridas. Heridas que me provocó esta maldita vida. Heridas que se alzan orgullosas de hacerme compañía.Cortes que las yemas de mis dedos acarician con dulzura. Y ese leve escozor me recuerda que aún existo.



Necesito otro cigarro.

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